El muro de los lamentos/ Las filias encuentran.
El domingo pasado fui a Puebla a ver a un Amigo de hace mucho tiempo, con el cual he compartido mi filia por el entrenamiento de perro. Hace mucho tiempo que nos conocemos y hemos pasado juntos muchos momentos buenos y malos.
En un primer momento platicamos acerca del tiempo que llevamos de conocernos y parte de lo que ha pasado con nosotros, como hemos crecido y avanzado en algunas áreas de nuestra vida.
Nos conocimos hace aproximadamente 5 años aquí en el Distrito. Desde entonces hemos mantenido una comunicación, más o menos constante y hemos pasado buenos y malos momentos juntos.
En un momento de descanso. Hablamos de algo que a veces pasamos por alto:
Muchas veces, cuando comenzamos a sentir placer con prácticas que no son las usuales o las más comunes, nos sentimos solos, que somos los únicos en el mundo.
Pero cuando encontramos personas afines, que comparten las mismas filias, nos sentimos más tranquilos y acompañados. Muchas veces, estas personas que conocemos juegan un papel pequeño en nuestras vidas, apareciendo una o dos veces y desapareciendo por mucho tiempo. Otras veces son una presencia constante, y compartimos con ellos no solo un pedazo de vida, sino también experiencias buenas y malas. Se convierten en una parte importante de nuestra vida.
Quedan inevitablemente unidos a nuestra experiencia de vida, y forman parte del mundo que creamos a partir de nuestras filias. Las relaciones con estas personas puede tomar muchas formas, como amigos, como esclavos, sumisos, Dominantes, Amos, o como todo eso. Cada quien va ocupando el lugar que le va acomodando con su personalidad y filias.
Estas personas que poco a poco se convierten en amigos, compañeros de ruta, conocidos, contactos, son personas con sus propias experiencias, gustos y filias, que comparten sus vidas con nosotros.
En la bandera Leather, el corazón nos recuerda los lazos de amor, cariño, amistad, fraternidad que se pueden crear entre nosotros. Lazos que se forman y muchas veces nos unen a pesar de las distancias o del tiempo que pueda pasar.
No por gustar de actividades diferentes a las del común, dejamos de ser seres humanos que buscamos compañía, que deseamos pertenecer a un grupo, que requerimos gente a nuestro alrededor.
No importa si en nuestra vida personal comenzamos o terminamos una relación de pareja, si somos casados, si nos mantenemos en pareja abierta, sabemos que estas personas estarán ahí, y será un placer volver a verlas una y otra vez.
Estas personas forman parte de este espacio que es nuestro y que nosotros le damos forma. Este espacio en donde adoptamos un papel o rol. En donde podemos actuar de determinada manera, en donde podemos disfrutar y sentir placer con una filia o con una actividad. Espacio en el cual la otra persona se vuelve cómplice y partícipe de nuestro placer. Y nosotros del suyo.
Al paso del tiempo, sin darnos cuenta, ha pasado el tiempo y ellos continuan aqui. Recapitulando los hechos pasados, dandole sentido y madurez a nuestra experiencia.
En la vida cotidiana conocemos personas en la escuela o en el trabajo que se vuelven nuestros amigos, por convivencia obligada y compatibilidad. En este ambiente, conocemos personas que se pueden volver nuestros amigos por algo más que la convivencia obligada. Los conocemos por algo más personal y propio. Nuestras filias.
Nuestras filias nos llevan a buscar gente afín. Y cuando nuestras filias se encuentran con las de otros, nosotros nos encontramos con posibles y futuros amigos.
Formamos pequeñas celulas o grupos sin ser ese el objetivo. Compartimos esa parte que solo otra persona con nuestra filia puede comprender y disfrutar. Nos llegamos a sentir plenos por el encuentro y satisfechos por las actividades.
Asi que nuestras filias no solo nos llevan por el camino del placer y del crecimiento propio. También nos rodean de personas afínes, con quienes compartir ideas, experiencias y sentimientos.
Personas a quienes podemos llamar amigos.
Fidel S.
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P.D.
Dedicado a marrón.
