lunes, 20 de julio de 2009

Caminata nocturna

El muro de los lamentos/Caminata nocturna.

Hace poco asisti a un excelente concierto de piano, que se realizó en el antiguo Colegio de San Ildefonso, en el centro de la ciudad. Al salir, la ciudad en la noche, iluminada por el alumbrado publico y las luces de los diferentes comercios, invitaba a caminar.
Ahora que muchas calles se hallan libres de comerciantes ambulantes, y muchas de ellas ya estan remodeladas, se antoja caminar por ellas. Se ven ahora comercios que antes estaban ocultos, y las calles parecen a simple vista mas amplias de lo que jamas fuerón.
Animados por la excelente musica y la noche, caminamos por 5 de Mayo y después por Madero. Al pasar por esta calle recorde que hasta hace poco tiempo, en uno de los edificios estaba ubicada una sexshop.
Eso me hizo pensar en una practica poco conocida y que puede resultar muy satisfactoria.
Dentro de las practicas de humillacion que se pueden realizar, esta la de caminar por la calle, mientras el esclavo va a un lado, mientras lleva puesto un dildo o un but plug.
Obviamente esta práctica tiene tantas variantes y formas de realizarlo como una persona pueda imaginarlo.
Puede ser como parte de la humillacion publica de un esclavo, o como parte de su entrenamiento.
Puede ser como parte de un juego erótico, o como preparación antes de llegar a una sesión.
El caminar con un dildo o plug estimula las terminales nerviosas que hay en la region del ano y de la prostata. Puede ser incomodo al principio, pero al poco tiempo se vuelve placentero. Aqui puede haber sentimientos encontrados, por un lado el placer de la estimulacion, por el otro el nervio por la ereccion que obviamente se presenta y la verguenza de que quien pasa a nuestro lado lo note.

Recuerdo una experiencia similar en Puebla. Me reuni con un esclavo, y tenia orden de no llevar ropa interior. Mientras caminaba a mi lado, yo le comentaba las cosas que ibamos arealizar durante la sesion. Por momento era notoria su ereccion, y eso le incomodaba, le avergonzaba, pero al mismo tiempo le excitaba. Caminamos asi hasta la catedral y nos sentamos, yo en una pequeña barba y el en el suelo frente a mi. Despues de un rato de desacnso seguimos caminando hasta llegar al lugar de la sesion.

La experiencia resulto muy excitante y agradable. Muchas veces en una situacion vergonzosa, nuestro primer pensamiento es creer que todos notan nuestra incomodidad. Y no es cierto. Pero este miesmo pensamiento puede volverse excitante.

Si bien es necesario mantener un cierto control de la situacion para que no se convierta en algo problematico por aquello del exhibicionismo o las faltas a la moral. Realizandolo de manera discreta y con las precauciones de rigor (hora, lugar, visibilidad) esta puede ser una experiencia muy placentera de la llamada humillación publica.

Fidel S.

http://us.mc558.mail.yahoo.com/mc/compose?to=fenixobscuro@yahoo.com





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