El
muro de los lamentos / Disfraz
Hace unos unas semanas
en un lugar cerca del trabajo, mientras esperaba para pagar mi café, mi vista
se detuvo en una revista. Los titulares eran sobre cosas relativas a la
sexualidad, entre ellas el puppy play. Compre la revista y me lleve a casa.
Días después en un
grupo de facebook, vi un video del sitio llamado Cultura Colectiva acerca del
Pet Play, y me llamo la atención que no hubiera comentarios, ni siquiera del
que lo público o del administrador del grupo, que se supone sabe del tema.
¿Que es lo que paso en
ambos casos?
En el caso de la
revista Quo en su edición de diciembre
de 2017 para México, hay un artículo titulado “Puppy play, o como tener
sexo disfrazado de animal”. En dicho artículo, el autor confunde el termino pet
play con puppy play, y va cometiendo error tras error de términos y conceptos,
banalizando la experiencia y mal informando sobre esta práctica. Hace mucho que
Quo dejo de ser una revista hecha con rigor, y eso se nota mucho en este
artículo mal investigado.
En la otra parte, el
video de corta duración de Cultura Colectiva también cuenta con una serie de
errores. Desde poner comillas al nombre de la práctica, hasta decir que es “un
juego sexual sin sexo”, dando a entender que no saben la diferencia entre
juegos eróticos y juegos sexuales.
P
ero lo que es punto
en común en ambos, es el hecho de que le llaman disfrazarse al acto de vestirse
con los aditamentos de cachorro o perro.
La gran mayoría de los jugadores del puppy
play, seguramente estarán en desacuerdo con esto.
Ellos no se disfrazan.
Disfrazarte es
vestirse con vestimenta o adornos con el propósito de distraer o llamar la
atención, con fines religiosos, artísticos o promocionales. Alterar la imagen
para no ser reconocido.
En el Pet Play, el objetivo
no tiene nada que ver con las razones anteriores. En el pet play se visten para
adoptar su naturaleza animal. Un jugador de pet play no se disfraza, de la
misma forma que un jugador de futbol no se disfraza de futbolista. El disfraz
tiene una connotación de vestimenta que no corresponde al sujeto.
Pero en el pet play,
la vestimenta corresponde al sujeto. En el puppy play, los cachorros humanos
son cachorros. Y la vestimenta es parte de lo que son, los ayuda a entrar en el
espacio mental en donde son felices y disfrutan estar.
Tampoco en el Leather
la vestimenta es un disfraz.
No nos disfrazamos de
cuero. Nos vestimos de cuero.
Nuestros fetiches no
son disfraces.
Es difícil de entender
para quienes están fuera de nuestras prácticas, porque no tienen la misma motivación,
ni la experiencia. Para quienes están fuera, disfrazarse de enfermera para una
relación sexual es un juego y una motivación pasajera. Para quienes están en el
Med play, es parte de la vestimenta que los hace entrar en ese espacio de
placer.
Así pues las diversas
vestimentas que caracterizan a las diferentes prácticas no son meros disfraces,
son objetos que nos dan placer, y nos ayudan a entrar en esa burbuja de tiempo
en la cual podemos desarrollar la práctica. Convirtiéndose en desencadenantes
del placer.
Mucho de estas opiniones,
y artículos están hechos por personas fuera del medio, y nos hablan de que la
información aún no ha permeado lo suficiente. Aunque también hay que reconocer
que tampoco muestran mucha capacidad de hacer una buena investigación.
Actualmente la
cantidad de información colgada en internet es inmensa. A comparación de la
información que encontrábamos hace 20 años, hoy es exponencialmente más
abundante. Aunque eso no significa que con la cantidad, ha aumentado en la
misma medida la calidad. Por el contrario, existe también una gran cantidad de
información basura, generada por personas que solo buscan reflectores, o se han
quedado en el nivel superficial de la práctica Leather y BDSM.
La falta de criterio
para discriminar la información encontrada, es un común denominador de las
nuevas generaciones que se acercan a los juegos y practicas Leather y BDSM.
Ejemplos como los Cashmasters que abundan hoy en día, entendidos como personas
que han encontrado en esta filia una forma de obtener dinero fácil sin
esforzarse y se han multiplicado un poco. Si afuera encontramos que aún hay
mucho que trabajar, para que haya información de calidad, que pueda ser
consultada por quienes la requieran; también encontramos que adentro del grupo
de personas que nos interesamos en estas prácticas, seguimos teniendo falta de
información de calidad, así como ganas de buscarla.
Si le preguntas a un
aficionado al futbol porque se disfraza de su equipo favorito, te dirá
indignado que NO se disfraza. Si le preguntas a un corredor porque se disfraza
de corredor, se te quedara viendo incrédulo. ¿Si los practicantes de estas
actividades que les generan placer y bienestar, no consideran su vestimenta un
disfraz, porque permitir que llamen disfraz nuestra vestimenta?
Desde ahí es donde
debemos cambiar las cosas, porque las cosas pequeñas generan grandes cambios.
Sigue faltando información y compromiso. Información para poder discernir
cuando la información es buena y cuando no lo es. Compromiso para observar,
leer y prestar atención a lo que nos presentan.
Próximamente se
cumplirán 25 años de la fundación del Club Leather de México, han pasado
hombres comprometidos con la difusión de la cultura y prácticas Leather y BDSM,
como Carlos Ceballos y Cesar Vargas. Si a 25 años del inicio formal de la
cultura Leather en México, quienes pertenecen al movimiento dejan pasar
detalles como esos, si aún personas que dirigen un grupo Leather no tienen el
más mínimo comentario, entonces realmente aún falta mucho camino por recorrer.