martes, 5 de junio de 2018


El muro de los lamentos / Disfraz

Hace unos unas semanas en un lugar cerca del trabajo, mientras esperaba para pagar mi café, mi vista se detuvo en una revista. Los titulares eran sobre cosas relativas a la sexualidad, entre ellas el puppy play. Compre la revista y me lleve a casa.
Días después en un grupo de facebook, vi un video del sitio llamado Cultura Colectiva acerca del Pet Play, y me llamo la atención que no hubiera comentarios, ni siquiera del que lo público o del administrador del grupo, que se supone sabe del tema.

¿Que es lo que paso en ambos casos?
En el caso de la revista Quo en su edición de diciembre  de 2017 para México, hay un artículo titulado “Puppy play, o como tener sexo disfrazado de animal”. En dicho artículo, el autor confunde el termino pet play con puppy play, y va cometiendo error tras error de términos y conceptos, banalizando la experiencia y mal informando sobre esta práctica. Hace mucho que Quo dejo de ser una revista hecha con rigor, y eso se nota mucho en este artículo mal investigado.

En la otra parte, el video de corta duración de Cultura Colectiva también cuenta con una serie de errores. Desde poner comillas al nombre de la práctica, hasta decir que es “un juego sexual sin sexo”, dando a entender que no saben la diferencia entre juegos eróticos y juegos sexuales.
P
ero lo que es punto en común en ambos, es el hecho de que le llaman disfrazarse al acto de vestirse con los aditamentos de cachorro o perro.

La gran mayoría de los jugadores del puppy play, seguramente estarán en desacuerdo con esto.

Ellos no se disfrazan.

Disfrazarte es vestirse con vestimenta o adornos con el propósito de distraer o llamar la atención, con fines religiosos, artísticos o promocionales. Alterar la imagen para no ser reconocido.

En el Pet Play, el objetivo no tiene nada que ver con las razones anteriores. En el pet play se visten para adoptar su naturaleza animal. Un jugador de pet play no se disfraza, de la misma forma que un jugador de futbol no se disfraza de futbolista. El disfraz tiene una connotación de vestimenta que no corresponde al sujeto.
Pero en el pet play, la vestimenta corresponde al sujeto. En el puppy play, los cachorros humanos son cachorros. Y la vestimenta es parte de lo que son, los ayuda a entrar en el espacio mental en donde son felices y disfrutan estar.

Tampoco en el Leather la vestimenta es un disfraz.
No nos disfrazamos de cuero. Nos vestimos de cuero.

Nuestros fetiches no son disfraces.

Es difícil de entender para quienes están fuera de nuestras prácticas, porque no tienen la misma motivación, ni la experiencia. Para quienes están fuera, disfrazarse de enfermera para una relación sexual es un juego y una motivación pasajera. Para quienes están en el Med play, es parte de la vestimenta que los hace entrar en ese espacio de placer.
Así pues las diversas vestimentas que caracterizan a las diferentes prácticas no son meros disfraces, son objetos que nos dan placer, y nos ayudan a entrar en esa burbuja de tiempo en la cual podemos desarrollar la práctica. Convirtiéndose en desencadenantes del placer.

Mucho de estas opiniones, y artículos están hechos por personas fuera del medio, y nos hablan de que la información aún no ha permeado lo suficiente. Aunque también hay que reconocer que tampoco muestran mucha capacidad de hacer una buena investigación.

Actualmente la cantidad de información colgada en internet es inmensa. A comparación de la información que encontrábamos hace 20 años, hoy es exponencialmente más abundante. Aunque eso no significa que con la cantidad, ha aumentado en la misma medida la calidad. Por el contrario, existe también una gran cantidad de información basura, generada por personas que solo buscan reflectores, o se han quedado en el nivel superficial de la práctica Leather y BDSM.
La falta de criterio para discriminar la información encontrada, es un común denominador de las nuevas generaciones que se acercan a los juegos y practicas Leather y BDSM. Ejemplos como los Cashmasters que abundan hoy en día, entendidos como personas que han encontrado en esta filia una forma de obtener dinero fácil sin esforzarse y se han multiplicado un poco. Si afuera encontramos que aún hay mucho que trabajar, para que haya información de calidad, que pueda ser consultada por quienes la requieran; también encontramos que adentro del grupo de personas que nos interesamos en estas prácticas, seguimos teniendo falta de información de calidad, así como ganas de buscarla.

Si le preguntas a un aficionado al futbol porque se disfraza de su equipo favorito, te dirá indignado que NO se disfraza. Si le preguntas a un corredor porque se disfraza de corredor, se te quedara viendo incrédulo. ¿Si los practicantes de estas actividades que les generan placer y bienestar, no consideran su vestimenta un disfraz, porque permitir que llamen disfraz nuestra vestimenta?
Desde ahí es donde debemos cambiar las cosas, porque las cosas pequeñas generan grandes cambios. Sigue faltando información y compromiso. Información para poder discernir cuando la información es buena y cuando no lo es. Compromiso para observar, leer y prestar atención a lo que nos presentan.

Próximamente se cumplirán 25 años de la fundación del Club Leather de México, han pasado hombres comprometidos con la difusión de la cultura y prácticas Leather y BDSM, como Carlos Ceballos y Cesar Vargas. Si a 25 años del inicio formal de la cultura Leather en México, quienes pertenecen al movimiento dejan pasar detalles como esos, si aún personas que dirigen un grupo Leather no tienen el más mínimo comentario, entonces realmente aún falta mucho camino por recorrer.


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